COMPUTACION Y ETICA 





El concepto de ética computacional se originó en la década de los 40s con el profesor del MIT Norbert Wiener, matemático americano y filósofo. Mientras trabajaba en la artillería antiaérea durante Segunda Guerra Mundial, Wiener y sus socios ingenieros desarrollaron un sistema de comunicación entre la parte del cañón que rastreaba a los aviones de combate, la parte que realizaba los cálculos para estimar la trayectoria, y la parte responsable de disparar. Wiener denominó "cibernética" a la ciencia responsable del estudio de dichos sistemas de información retroalimentados, y trató sobre este nuevo campo y sus preocupaciones éticas relacionadas en su libro de 1948, Cybernetics.1​3​ En 1950, Wiener publicó su segundo libro, The Human Use of Human Beings, para ahondar más profundamente en los asuntos éticos que rodean la tecnología de la información y exponer los orígenes básicos de la ética computacional.


Un poco más tarde durante el mismo año se cometió el primer delito informático del mundo. Un programador fue capaz de utilizar un poco de código de programación para evitar que su cuenta bancaria estuviera marcada como sobregirada. Sin embargo, al no haber ninguna ley en aquel tiempo para pararle, resultó que no fuera acusado.4​ Para asegurarse que ninguna otra persona hiciera lo mismo, era necesario un código ético para ordenadores.


En 1973, la Asociación de Maquinaria Computacional (ACM) adoptó su primer código de ética.1​ Donn Parker del SRI International,5​ un escritor sobre delitos informáticos, dirigió el comité que desarrolló el código.1​


En 1976, el profesor de medicina e investigador Walter Maner advirtió que las decisiones éticas son mucho más difíciles de hacer cuando se añade el factor de los ordenadores. Reconoció la necesidad de una rama diferente de la ética para tratar los asuntos que incluyan ordenadores. Era así inventado el término "ética computacional".1​3​


En 1976, Joseph Weizenbaum hizo su segunda aportación significativa al campo de la ética computacional. Publicó el libro titulado Computer Power and Human Reason,6​ el cual trataba sobre cómo la inteligencia artificial es buena para el mundo; aunque nunca se debería permitir que tome las decisiones más importantes ya que no tiene cualidades humanas como la capacidad de juicio. Con diferencia la puntualización más importante que hace en el libro es la distinción entre elegir y decidir. Argumenta que decidir es una actividad computacional mientras que elegir no, y por ello la capacidad de hacer elecciones es lo que nos hace humanos.


En un momento posterior en el mismo año Abbe Mowshowitz, profesor de Informática de la Universidad de Nueva York, publicó el artículo titulado On approaches to the study of social issues in computing. Este artículo identificaba y analizaba los sesgos técnicos y no técnicos en búsqueda de los problemas sociales presentes en la informática.


Durante 1978, la Ley de Derecho a la Privacidad Bancaria fue aprobada por el Congreso de Estados Unidos, limitando drásticamente la capacidad del gobierno para indagar en registros bancarios.7​


Durante el mismo año Terrell Ward Bynum, profesor de Filosofía en la Universidad Estatal del Sur de Connecticut así como Director del Centro de Investigación en Informática y Sociedad, desarrolló el primer plan de estudios para un curso universitario en ética computacional. Bynum era también editor en la revista Metaphilosophy. En 1983 la revista contenía un concurso de ensayos sobre el tema de ética computacional y publicó los ensayos ganadores en su edición especial superventas de 1985, Computers and Ethics.1​


En 1984, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley de Seguridad y Formación Informática para Pequeños Negocios, creando el consejo asesor de la Administración de Pequeños Negocios para centrarse en la seguridad informática relacionada con los pequeños negocios.4​


En 1985, James Moor, profesor de Filosofía en la Universidad de Dartmouth en Nuevo Hampshire, publicó un artículo titulado What is Computer Ethics?3​ En este artículo Moor declara las bases de la ética computacional incluyendo las siguientes: "(1) identificación de los vacíos políticos generador por la informática, (2) aclaración de las confusiones conceptuales, (3) formulación de políticas para el uso de tecnología computacional, y (4) justificación ética de tales políticas."1​


Durante el mismo año, Deborah Johnson, profesora de Ética Aplicada y Presidenta del Departamento de Ciencia, Tecnología, y Sociedad en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Virginia, logró publicar el primer gran libro de texto sobre ética computacional. El libro de Johnson identificó los problemas más importantes sobre los que la ética computacional investigó durante más de 10 años después de la publicación de la primera edición.3​


En 1988, de Robert Hauptman, un bibliotecario de la Universidad Estatal de San Cloud, surgió la idea de "infoética", término que fue utilizado para describir el almacenamiento, la producción, el acceso, y la difusión de la información. Casi al mismo tiempo, la Ley de Comparación por Ordenador y Protección de la Privacidad fue aprobada, que restringió los programas para la identificación de deudores al gobierno de Estados Unidos.4​


En el año 1992, ACM adoptó un conjunto nuevo de reglas éticas llamado "código ACM de Ética y Conducta Profesional" que consistían en 24 declaraciones de responsabilidad personal.8​


Tres años más tarde, en 1995, Krystyna Górniak-Kocikowska, profesora de Filosofía en la Universidad Estatal del Sur de Connecticut, Coordinadora del Programa de Estudios Religiosos, así como Investigadora Senior Asociada en el Centro de Investigación en Informática y Sociedad, expuso la idea de que la ética computacional acabará por convertirse en un sistema ético global y, poco después, remplazaría a la ética como la ética estándar de la era de la información.3​


En 1999, Deborah Johnson puso de manifiesto su opinión, que era bastante contraria a la creencia de Górniak-Kocikowska, y declaró que la ética computacional no evolucionará sino que más bien será nuestra vieja ética la que de un ligero cambio.4​

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